Muchas personas acuden a la consulta de un psicólogo por qué se sienten infelices, no deprimidas, ni ansiosas, simplemente infelices. Este sentimiento puede ser muy frustrante y doloroso. Si bien cada persona puede tener diferentes motivos para sentirse así, los psicólogos trabajan a menudo con áreas afectadas que entran dentro de las siguientes categorías:
- La obsesión por ser feliz hace que uno esté constantemente monitoreando su estado, lo que le atribuye más bien un rol de espectador de su propia vida, un rol en el que la persona no esta en el momento presente, pudiendo percibir esas emociones que tanto desea.
- El concepto erróneo de la felicidad. Las expectativas de felicidad concebida como euforia y satisfacción con todo predisponen al fracaso ya que no se ajustan a la realidad. Aunque existan momentos así, la felicidad como un continuo es más una sensación de poder disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, de sentirse a gusto con uno mismo, poder ser positivo y tener objetivos vitales. Hay que ajustar las expectativas (punto clave en cualquier terapia).
- Pensar que la felicidad es un concepto universal. Esto es un error ya que la felicidad será diferente para cada persona, intentar ponerme el “traje” de felicidad de otro no me hará feliz, debo encontrar el mío propio.
- Ser feliz no es tener, es ser. La felicidad debería venir de uno mismo y no centrarse en cosas externas o materiales únicamente, ya que éstas no son permanentes y ocurre que, si desaparecen (o dejan de llenarnos), todo nuestro bienestar emocional cae.
- Hay diferencias individuales, por lo que no generalizaremos a todos, pero es cierto que para la mayoría de personas estar activo, no ser sedentario y tener rutinas enfocadas a alcanzar nuestros objetivos, suele contribuir mucho al bienestar necesario para poder alcanzar la felicidad. Por lo general (e insisto que en psicología siempre se respetan y valoran las diferencias individuales), las personas son más felices cuándo están ocupadas y más si en lo que están ocupadas les permite sentirse útiles y realizadas o les conduce a aproximarse más a sus objetivos vitales. Está claro que es importante tener momentos de relax y desconexión, pero dentro de un clima general de “sentido de la vida” enfocado a unos objetivos.
- El autoconocimiento es un punto clave, yo no puedo saber qué me hace feliz o que rumbo u objetivos quiero para mi vida si no me conozco lo suficiente o si reprimo parte de mi esencia. La autoestima y la confianza en uno mismo son puntos clave.
- No saber centrarse en el presente. Este punto es muy frecuente, los humanos tendemos siempre a pensar en el futuro, en el pasado, en lo que podríamos haber cambiado, etc. La felicidad requiere que nuestra mente esté donde está nuestro cuerpo, es decir, en el presente. Yo no puedo ser feliz cuándo estoy constantemente pensando en eventos negativos del pasado o anticipando sucesos negativos del futuro. Pensar en cosas negativas evoca emociones negativas, que impiden la felicidad. Los psicólogos incidimos mucho en el manejo de cogniciones, de emociones y en el disfrute del presente.
- Para mucha gente sentirse “conectado” y tener una buena red de apoyo y relaciones sociales es un factor de peso también, este punto debe ser adicional al resto. Aun así, no es infrecuente ver casos en los que la persona depende de otros para ser feliz y no puede tolerar la soledad, en estos casos se puede trabajar en los puntos anteriores, ya que la autonomía puede dar más felicidad que la dependencia. Si bien es cierto que, para la mayoría, la felicidad se asocia con una buena red social “sana”.
- Otro fallo común es pensar que para ser feliz no debe haber malestar. Pensar así nos supone una expectativa poco realista. La vida implica vivir cosas malas, a veces injustas y a veces dolorosas, evitar el dolor o negar esta realidad serán también un bloqueo hacia la felicidad. Otra vertiente es la alta necesidad de control que debido a la naturaleza de muchos eventos vitales (incontrolables) suele llevar a la infelicidad. No podemos controlar todo lo que nos va a ocurrir, sin embargo, sí podemos elegir cómo nos enfrentamos a ello, el cambio de este foco suele ser un punto clave en muchas terapias.
- El auto-diálogo. Mucha gente no se ha parado nunca a observar su diálogo interno(consigo mismo). Nosotros somos el vehículo de nuestra vida, ¿qué radio suena en ese viaje? Cómo podéis imaginar uno tendrá un “trayecto” más feliz si la radio emite mensajes positivos que si tiene que estar escuchando constantemente críticas, culpa, reproches o miedos. En las consultas de psicología se intenta indagar en este aspecto y mejorar el auto-diálogo y los pensamientos hacia uno mismo ya que esto nos permite aumentar la autoestima, la motivación, el bienestar y las emociones positivas.
Así pues, el trabajo para la búsqueda de la felicidad es bastante integral, pero es también un proceso de crecimiento personal y autoconocimiento que puede resultar muy satisfactorio. Los psicólogos son frecuentemente una pieza clave en este proceso, pudiendo ayudar en todas las áreas que se han mencionado con técnicas específicas diseñadas para dar autonomía y orientación a la persona en su búsqueda, dotarla de herramientas para que, en cierta manera, pueda ella misma quitar las piedras del camino para alcanzar su objetivo de manera más fácil.